Los franceses pueden este domingo renovar su confianza en Macron o mandar a Francia a terreno desconocido si optan por la ultraderechista Marine Le Pen. En cualquier caso la extrema derecha francesa saldrá hipervitaminada de estas elecciones gracias al caudal adicional de dos millones y medios de votos obtenido por el periodista y polemista Éric Zemmour.
Había que zemmourizar la Wikipedia editando las referencias al candidato; cubrir, con publicaciones pro Zemmour, los muros de decenas de grupos de apoyo de Facebook, “el corazón de la batalla final”. Los responsables digitales estaban “obsesionados por saturar las redes y el espacio mediático”, dar la impresión de que las polémicas que generaban eran espontáneas.
tuits. El equipo de Zemmour dinamitó todas las reglas de Twitter con operaciones masivas desde cuentas falsas. Una estructura de “palmeros” digitales se dedicaba a inflar artificialmente etiquetas de conversación relacionadas con el candidato (#profesoresconZemmour, #lasmujeresconZemmour, #losmilitaresconZemmour) hasta hacerlas aparecer en las tendencias del día. De esta forma el candidato ganaba en relevancia y parecía contar con muchos más apoyos de los reales.
Zemmour ha “industrializado” la amplificación de su presencia en las redes sociales a la manera de otros candidatos y fuerzas ultras en Europa y, como estos, ha recurrido a los dos ingredientes de la fórmula magistral de aquellos a los que el periodista italiano Giuliano Da Empoli llama “los ingenieros del caos”: la ira de una parte de la clase trabajadora, que se alimenta de motivos sociales y económicos reales, y una “máquina de comunicación imponente”.
https://elpais.com/opinion/2022-04-21/las-nuevas-campanas.html
Había que zemmourizar la Wikipedia editando las referencias al candidato; cubrir, con publicaciones pro Zemmour, los muros de decenas de grupos de apoyo de Facebook, “el corazón de la batalla final”. Los responsables digitales estaban “obsesionados por saturar las redes y el espacio mediático”, dar la impresión de que las polémicas que generaban eran espontáneas.
tuits. El equipo de Zemmour dinamitó todas las reglas de Twitter con operaciones masivas desde cuentas falsas. Una estructura de “palmeros” digitales se dedicaba a inflar artificialmente etiquetas de conversación relacionadas con el candidato (#profesoresconZemmour, #lasmujeresconZemmour, #losmilitaresconZemmour) hasta hacerlas aparecer en las tendencias del día. De esta forma el candidato ganaba en relevancia y parecía contar con muchos más apoyos de los reales.
Zemmour ha “industrializado” la amplificación de su presencia en las redes sociales a la manera de otros candidatos y fuerzas ultras en Europa y, como estos, ha recurrido a los dos ingredientes de la fórmula magistral de aquellos a los que el periodista italiano Giuliano Da Empoli llama “los ingenieros del caos”: la ira de una parte de la clase trabajadora, que se alimenta de motivos sociales y económicos reales, y una “máquina de comunicación imponente”.
https://elpais.com/opinion/2022-04-21/las-nuevas-campanas.html