¿Quién vigila a los vigilantes?

Los organismos reguladores de salud financiados por farmacéuticas no pueden garantizar nuestra seguridad.

Los medios ya no son garantía de imparcialidad en temas de salud. La influencia de los grandes intereses corporativos es preocupante.

Se echa mucho de menos el periodismo independiente y responsable.
Los medios deben ser una fuente confiable, no un megáfono de intereses corporativos.

El financiamiento de la educación médica por farmacéuticas compromete la calidad de la atención.

La era Covid reveló un sistema roto: reguladores financiados por farmacéuticas y medios controlados por intereses corporativos.

¿Cuántas voces críticas son silenciadas?
Recibimos información sesgada de medios controlados por grandes intereses. La salud pública debe estar en manos de profesionales independientes.

Las agencias reguladoras deben estar libres de conflictos de interés.
No se puede confiar en un sistema de salud influenciado por intereses comerciales.

Cada vez hay más evidencia de que los vínculos financieros entre la industria farmacéutica y los responsables de la atención sanitaria distorsionan la investigación científica, la educación médica y la práctica clínica. Los estudios patrocinados por la industria tienden a generar resultados más favorables, creando evidencia sesgada que exagera los beneficios y minimiza los riesgos.

Se necesita un cambio radical para proteger la salud y la vida de todos.

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