Ni pan, ni casabe, ni nada de nada. Crece la escasez y el hambre en Cuba.

El nuevo ministro de la Industria Alimentaria explicó por qué no habrá que esperar a finales de marzo, como se indicó previamente.

Los denunciantes manifestaron su inconformidad por hechos de este tipo, en medio de un contexto crítico para acceder al pan de la canasta básica.

El cargamento de harina debe arribar en los próximos días al puerto de Mariel.

La medida afecta a cerca de 350 mil guantanameros que, en principio, no recibirán pan de la canasta familiar normada durante la primera quincena de abril.

La escasez de harina en Villa Clara lleva a las autoridades a anunciar la suspensión de la producción del pan normado para la canasta básica, a pesar de recientes importaciones, afectando gravemente la alimentación diaria de la población local.

Su publicación de redes sociales, en la que manifestó nuevamente su malestar, también recibió comentarios de colegas y usuarios afines a la llamada “revolución”, pero desencantados con su “continuidad”.

La escasez de harina en la capital deja sin su ración diaria de pan a más de un millón de cubanos.

En medio de la crisis actual, las autoridades cubanas hacen malabares con la escasa harina que consiguen comprar para abastecer a la población de un producto alimenticio de primera necesidad.

La escasez de pan golpea a los cubanos desde hace varios meses por la falta de harina de trigo en el país.

Las sanciones y los precios topados no parecen políticas efectivas para corregir la inflación desbocada que atenta cada día contra el poder adquisitivo de los cubanos.

Parodiando la terminología de la alta cocina, los jóvenes afirmaron que el pan de boniato era “digno de Máster Chef”, y que se encontraban “descubriendo los sabores únicos” de Cuba.

Se desconoce el volumen de la carga que quedó desparramada, ni si pudo recuperarse algo del producto tan demandado y deficitario en la actualidad.

El joven fue hospitalizado por la gravedad de las heridas que sufrió en el accidente.

El gobierno atribuye las impurezas a un cargamento de trigo ruso. Los ciudadanos, indignados, exigen pan de mejor calidad.

Al parecer, el vehículo iba cargado con harina, cervezas y otros insumos destinados a Mipymes cubanas.

La empresa donde se muele el trigo no tiene un sistema para prelimpiar que ayude a eliminar las impurezas del grano, y parte de ellas se quedan en la harina.

La respuesta que recibieron los santiagueros es que esa sensación es producto de un cargamento de harina recibida en el territorio.

Ahora el pan pesará 60 gramos y costará 75 centavos.

Las inspecciones a las panaderías no detienen el malestar popular ante la reducción del tamaño del pan.